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Resumen ejecutivo
La crisis provocada por el coronavirus está resultando más profunda de lo previsto inicialmente, lo que lleva a la OCDE a revisar constantemente a la baja las estimaciones de crecimiento. Al representar ante todo una emergencia sanitaria, la crisis del COVID-19 plantea un enigma excepcional a los responsables políticos: las rápidas medidas adoptadas para luchar contra la pandemia tienen efectos negativos en la economía, lo que hace que las contrapolíticas macroeconómicas sean menos eficaces para contener la recesión. Están surgiendo diferentes enfoques: estrategias de supresión frente a estrategias de mitigación. La crisis económica comenzó como un puro choque de suministros, con China atrincherándose para evitar que el virus se extendiera, y perturbando así las cadenas de suministro mundiales. A medida que pasa el tiempo y el coronavirus se propaga por todo el mundo, las rígidas medidas de contención deprimen la demanda, convirtiendo el shock de oferta en una recesión económica clásica. Algunos sectores, sobre todo en los servicios, no podrán recuperarse del tiempo perdido, pase lo que pase: el turismo, la restauración, la hostelería, el transporte aéreo, marítimo y terrestre atraviesan momentos muy duros y no podrán mantener durante mucho tiempo los niveles de tensión actuales. El efecto indirecto sobre el comercio y la inversión podría extenderse a todos los sectores y a todas las economías. Los gobiernos están respondiendo con medidas selectivas que dan prioridad a las empresas, con el fin de preservar sus niveles de liquidez, como los planes de garantía crediticia y los aplazamientos fiscales. Por el lado del empleo, las medidas incluyen planes de despido temporal generalizados y subsidios de desempleo, además de la ampliación de las bajas por enfermedad y paternidad. Sin embargo, las medidas para proteger los ingresos de los hogares y los puestos de trabajo podrían resultar insuficientes. Además, la envergadura actual de las intervenciones, aproximadamente del 1% del PIB, no es adecuada para luchar contra el impacto negativo de la recesión, que podría costar fácilmente hasta el 10% del PIB en la mayoría de las economías afectadas. De aquí a finales de año, y a pesar de las medidas adoptadas para apoyar a los trabajadores y a las empresas, las perspectivas son de un aumento masivo del desempleo y de trastornos sociales. Los mercados financieros, hasta ahora en fuerte alza gracias a unas políticas monetarias muy acomodaticias y a la flexibilización cuantitativa, ya están sufriendo bruscas correcciones y corren el riesgo de desencadenar el estallido de una burbuja de deuda corporativa. ¿Es esta crisis similar a la de 2008? Hay similitudes en la urgencia de las situaciones, pero también diferencias que apuntan a un mayor pesimismo. Aparte de la política monetaria, que se ha quedado sin munición en un entorno de tipos de interés de límite cero:
- Se trata de una crisis que se extiende de la economía real al sector financiero, no al revés;
- Las instituciones del mercado laboral son (incluso) menos protectoras de lo que eran en 2008;
- Las economías son aún más interdependientes a través de las cadenas de suministro globales;
- Actualmente existe una falta de apetito por la cooperación internacional, lo que socava la capacidad de intervenir eficazmente a nivel mundial en la lucha contra la crisis.
Al igual que en 2008/2009, la crisis podría ver resurgir las operaciones de rescate y las controversias que éstas generan. A largo plazo, es muy necesario replantearse y reformar el actual modelo económico.
Currículum
La crise provoquée par le coronavirus se révèle plus profonde que prévu, ce qui conduit l’OCDE à réviser constamment à la baisse ses estimations de croissance. Antes que una urgencia sanitaria, la crisis del COVID-19 plantea un dilema a los responsables políticos: las medidas rápidas tomadas para luchar contra la pandemia tienen efectos negativos sobre la economía, haciendo que las políticas macroeconómicas de contención sean menos eficaces para contener la recesión. Las estrategias difieren: estrategias de supresión frente a estrategias de atenuación. La crisis económica ha comenzado como una crisis de la oferta, con China enfermándose para evitar la propagación del virus, lo que a su vez ha perturbado las cadenas de suministro mundiales. À mesure que le temps passse et que le coronavirus se propague à l’échelle mondiale, des mesures de confinement rigides étouffent la demande, transformant une crise de l’offre en une récession économique classique. Certains secteurs, notamment dans les services, ne pourront pas compenser les pertes engendrées qu’il advienne. Le tourisme, la restauration, l’hôtellerie, les transports aériens, maritimes et terrestres traversent des temps très difficiles et ne pourront pas absorber le choc de cette crise pour longtemps. Las consecuencias sobre el comercio y la inversión en general podrían repercutir en todos los sectores y en todas las economías. Les gouvernements réagissent par des mesures ciblées donnant la priorité aux entreprises, afin de préserver leurs niveaux de liquidité, tels que des systèmes de garantie de crédit et des reports d’impôts. Du côté de l’emploi, les mesures comprennent l’introduction ou l’élargissement des régimes de chômage partiel, de congés maladie et parentales. Ces mesures de protection des revenus et des emplois des ménages pourraient s’avérer insuffisantes.
En outre, la taille actuelle des interventions, d’environ 1% du PIB environ, n’est pas suffisante pour lutter contre l’impact négatif de la récession, qui pourrait facilement coûter jusqu’à 10% du PIB dans la plupart des économies touchées. D’ici à la fin de l’année, et malgré les mesures prises pour soutenir les travailleurs et les entreprises, il faut s’attendre à une hausse massive de chômage et des conflits sociaux. Les marchés financiers, en pleine forme jusqu’à présent sur fond de politiques monétaires très accommodantes, font l’objet d’une brusque correction à la baisse et risquent de déclencher l’éclatement de la bulle de la dette des entreprises. ¿Esta crisis es similar a la de 2008? Il y a des similitudes dans l’urgence de la situation, mais des différences aussi et qui incitent au pessimisme. Hormis la politique monétaire, dont les marges de manœuvres sont limités avec des taux d’intérêt proche de zéro:
- Il s’agit d’une crise qui s’étend de l’économie réelle au secteur financier, et non l’inverse;
- Les institutions du marché du travail sont (encore) moins protectrices qu’elles ne l’étaient en 2008;
- Les économies sont encore plus interdépendantes à travers les chaînes d’approvisionnement mondiales;
- Il y a aujourd’hui un manque de volonté pour la coopération internationale, ce qui compromet la capacité d’intervenir efficacement au niveau mondial pour lutter contre la crise.
Tout comme en 2008/2009, la crise pourrait voir la résurgence des opérations de renflouement (bailing out) et des controversies qu’elles créent. À plus long terme, il est impératif de repenser et de réformer le modèle économique actuel.
Resumen ejecutivo
La crisis inducida por el coronavirus está resultando más profunda de lo que se esperaba inicialmente, llevando a la OCDE a revisar constantemente a la baja las estimaciones de crecimiento. Habida cuenta de que representa sobre todo una emergencia sanitaria, la crisis del COVID-19 plantea un problema excepcional y espinoso para los responsables políticos: las medidas rápidas tomadas para combatir la pandemia repercuten negativamente en la economía, lo que hace que las contrapolíticas macroeconómicas resulten menos efectivas para contener la recesión. Están surgiendo diferentes enfoques: estrategias de supresión frente a estrategias de mitigación. La crisis económica empezó como una simple contracción de la oferta, con China bloqueándose para evitar la propagación del virus, interrumpiendo como consecuencia las cadenas de suministro mundiales. A medida que pasa el tiempo y el coronavirus se propaga a nivel mundial, las estrictas medidas de confinamiento deprimen la demanda, convirtiendo la contracción de la oferta en una recesión económica clásica. Ciertos sectores, particularmente el de servicios, no podrán recuperar el tiempo perdido, pase lo que pase: el turismo, los restaurantes, los hoteles, el transporte aéreo, marítimo y terrestre están pasando por tiempos muy difíciles y no podrán soportar los actuales niveles de estrés por mucho tiempo. El efecto indirecto sobre el comercio y la inversión podría multiplicarse afectando a todos los sectores y a todas las economías. Los Gobiernos están respondiendo a través de medidas específicas que conceden prioridad a las empresas, a fin de preservar sus niveles de liquidez, tales como los sistemas de garantía de crédito y el aplazamiento del pago de impuestos. En lo que respecta al empleo, las medidas incluyen sistemas ampliados de despido temporal o tiempo de trabajo reducido y subsidios de desempleo, además de la prolongación de las licencias de enfermedad y paternidad. Sin embargo, es posible que las medidas para proteger los ingresos y el empleo de los hogares resulten insuficientes. Además, el volumen actual de las intervenciones, aproximadamente en torno al 1% del PIB, no es el adecuado para combatir el impacto negativo de la recesión, que fácilmente podría ascender a un coste hasta del 10% del PIB en la mayoría de las economías afectadas. Para finales del año, y a pesar de las medidas adoptadas para apoyar a los trabajadores y a las empresas, las perspectivas plantean un aumento generalizado del desempleo y de las perturbaciones sociales. Los mercados financieros, que registrando hasta el momento fuertes aumentos, gracias a políticas monetarias sumamente acomodaticias y de flexibilización cuantitativa, ya están experimentando bruscas correcciones y podría correrse el riesgo de provocar un estallido de la burbuja de la deuda corporativa. ¿Es esta crisis similar a la de 2008? Existen similitudes en lo relativo a la urgencia de las situaciones, pero también existen diferencias, que apuntan a un mayor pesimismo. Además de la política monetaria, que se ha quedado sin municiones en un contexto de tipos de interés consolidados en la cifra cero:
- Esta es una crisis que se orienta de la economía real al sector financiero, no a la inversa;
- Las instituciones del mercado de trabajo son (todavía) menos protectoras que en 2008;
- Las economías son aún más interdependientes a través de las cadenas mundiales de suministro;
- Actualmente existe una falta de interés en la cooperación internacional, lo que socava la capacidad de una intervención efectiva a nivel mundial en la lucha contra la crisis.
Al igual que en 2008/2009, en esta crisis podrían reaparecer las operaciones de rescate, así como las controversias que suscitan. A largo plazo, se plantea una gran necesidad de repensar y reformar el modelo económico actual.