El debate de la OCDE Skills Outlook 2021 sobre «Aprendizaje para toda la vida» no podía haber sido más oportuno(https://www.oecd.org/education/oecd-skills-outlook-e11c1c2d-en.htm). No sólo la participación en el aprendizaje permanente es insuficiente debido a un conjunto variado de razones, sino que la pandemia ha hecho aún más difícil seguir cualquier tipo de formación. Todo ello con el telón de fondo del subempleo, la pérdida de horas de trabajo y una inminente crisis del empleo. Durante un año, de media en la OCDE, se perdió el 18% de las horas de aprendizaje no formal, incluida la formación en el puesto de trabajo, y alrededor del 25% del aprendizaje informal. Seis de cada diez adultos no participaron en ninguna formación durante este tiempo. Sólo uno de cada seis estaba dispuesto a seguir formándose, lo que muestra un alto nivel de desvinculación. Uno de cada dos adultos ya se desvinculaba antes de la pandemia.

En la presentación de la publicación, el Secretario General de la OCDE, Mathias Cormann, abogó por más inversiones en los sistemas de aprendizaje de adultos, un apoyo específico a los grupos vulnerables y la participación de las partes interesadas, incluidos los interlocutores sociales.
Nicolas Schmit, Comisario Europeo de Empleo y Derechos Sociales, también subrayó que los interlocutores sociales son un actor clave en las sociedades del aprendizaje.
Ahora bien, en las 230 páginas de Perspectivas no se alude a ello.
No habla del diálogo social ni de la negociación colectiva como instrumentos, aparte de 3 ejemplos (el Union Learn del Reino Unido, el Formation en Situation de Travail (FEST) francés y el acuerdo a nivel de empresa Tesmec Group de Italia).
Sí reconoce el papel de los sindicatos junto a otros actores en el diseño (p. 29) y la financiación (p. 152) del aprendizaje permanente, pero eso es todo.
El TUAC ha ofrecido recientemente ejemplos del impacto sindical en la creación de acceso y la mejora de la participación en la formación y ha destacado las actividades de sus miembros desde el inicio de la crisis.
Dado el fuerte llamamiento de Perspectivas para invertir en oportunidades de aprendizaje permanente y mejorarlas, debería surgir un mayor debate sobre la participación de los interlocutores sociales.
Para explicar los factores que contribuyen a la asimilación de la formación por parte de los adultos, Perspectivas se sumerge en el nivel individual, empezando por las bases sentadas durante el aprendizaje temprano.
La llamada «mentalidad de aprendizaje permanente» aumentaría con un mayor disfrute de la lectura, la motivación para dominar las tareas y la autoeficacia.
Todo ello dependería también del apoyo de los padres (y del nivel educativo, así como del entorno socioeconómico) y del «entusiasmo de los profesores», dos factores que, comprensiblemente, se pusieron en entredicho durante la pandemia.
Las puntuaciones de PISA de la OCDE se toman para estimar la probabilidad de cursar estudios superiores o una formación profesional de calidad.
Sin embargo, es probable que las competencias básicas aumenten sustancialmente hasta los 27 años, lo que entonces depende realmente de los sistemas de formación, de las oportunidades de transición a niveles educativos superiores y de la eficacia (y accesibilidad) de los servicios de empleo.
Esto debería estudiarse más a fondo.
En cuanto a las futuras necesidades de cualificación, el énfasis de la OCDE en la diversificación de las ofertas de formación se corresponde con el análisis previo del TUAC.
La OCDE también señala que las competencias digitales crean más resistencia durante la crisis (por ejemplo, para adoptar el aprendizaje digital o el teletrabajo).
A más largo plazo, la demanda de profesionales STEM crecerá, como por ejemplo un aumento del 21% en la demanda de desarrolladores de software para 2029.
Y, si bien esta evaluación ayuda a orientar las futuras vías de aprendizaje, el trabajo de la OCDE debería combinar estos conocimientos con recomendaciones sobre cómo ampliar los derechos de formación (por ejemplo, a los trabajadores atípicos o a las personas acogidas a regímenes de trabajo de corta duración) y hacer que la formación sea accesible y asequible (sin que la carga administrativa y/o financiera recaiga únicamente en los trabajadores).
Esto -junto con la anticipación de las futuras necesidades de cualificación para las transiciones ecológica y digital- será esencial en el trabajo de seguimiento.