El último informe de la OCDE sobre igualdad de género revela que persisten desigualdades significativas en el lugar de trabajo en los países de la OCDE y de la UE, y el TUAC destaca las lagunas políticas críticas a la hora de abordar las disparidades salariales sistémicas que afectan a las trabajadoras.
En 2023, la mujer mediana que trabajaba a tiempo completo ganaba un 11% menos que su homólogo masculino en todos los países de la OCDE, mientras que las mujeres de la UE se enfrentaban a una brecha salarial del 9%. Esto representa sólo una mejora de 8 puntos porcentuales desde 1995, cuando la brecha se situaba en el 19%. El TUAC considera que este progreso glacial es profundamente inadecuado y exige una reforma política integral urgente, que incluya un mayor apoyo gubernamental a la negociación colectiva.
El informe expone cómo la penalización de la maternidad, las interrupciones de la carrera profesional y la segregación ocupacional crean desventajas en cascada para las mujeres. Las mujeres realizan diariamente casi el doble de trabajo no remunerado que los hombres, al tiempo que están sobrerrepresentadas en el empleo a tiempo parcial y en los sectores peor pagados. El informe señala que la discriminación contribuye a las diferencias salariales entre hombres y mujeres, incluso entre trabajadores que realizan el mismo trabajo o un trabajo de igual valor, y subraya la necesidad de una aplicación más estricta.
Estas disparidades se intensifican en los distintos grupos de edad, y las diferencias de empleo alcanzan su punto álgido entre los trabajadores de 60 a 64 años, mientras que las disparidades de empleo a tiempo parcial son mayores entre los 65 y los 74 años. Las mujeres mayores abandonan antes el mercado laboral debido a las responsabilidades no remuneradas de cuidado de los nietos, lo que contribuye a que las mujeres trabajen una media de 36 años frente a los 39 de los hombres en todos los países de la UE. Estas vidas laborales más cortas reflejan en parte unas malas condiciones de trabajo que afectan desproporcionadamente a las mujeres. El TUAC hace hincapié en que la mejora de la calidad del empleo y de las normas de seguridad en el lugar de trabajo, especialmente en sectores dominados por las mujeres como el de los cuidados, es esencial para que las mujeres puedan mantener carreras más largas y reducir las disparidades en las pensiones.
El TUAC destaca una laguna crítica en el análisis de la OCDE: la falta de énfasis en el papel de la negociación colectiva en la reducción de las diferencias salariales entre hombres y mujeres. La formación coordinada de los salarios a través de la negociación colectiva ha demostrado ser especialmente beneficiosa para los sectores con menor poder de negociación, en los que las mujeres suelen estar sobrerrepresentadas, como el comercio minorista y la hostelería. Los países con alta densidad sindical y cobertura de la negociación colectiva demuestran resultados significativamente mejores para las trabajadoras, pero este mecanismo de eficacia probada no recibe suficiente atención en las recomendaciones políticas de la OCDE.
Las implicaciones para las pensiones son graves, ya que las mujeres mayores de 65 años reciben un 24% menos de ingresos por pensiones que los hombres en todos los países de la OCDE. Las mujeres también pasan más años jubiladas -23 frente a los 18 de los hombres-, lo que amplifica la importancia de acabar con las disparidades de ingresos a lo largo de la vida.
A pesar de décadas de progreso en la participación en la población activa, las mujeres siguen enfrentándose a desventajas sistemáticas que se agravan a lo largo de su vida laboral. Los gobiernos deben tomar medidas decisivas para desmantelar los factores que impulsan estas desigualdades.
Los sindicatos piden a los gobiernos que den prioridad urgentemente a la ampliación de las infraestructuras de cuidados de alta calidad, incluyendo el cuidado de niños, los cuidados fuera del horario escolar y la prestación de cuidados de larga duración. Esto debe complementarse con un permiso parental adecuadamente remunerado que incentive la participación de los padres, reconociendo que es esencial para redistribuir las responsabilidades de cuidado no remuneradas.
Dado que el trabajo precario afecta de forma desproporcionada a las mujeres, agravando las disparidades existentes y socavando la seguridad de las pensiones, los sindicatos exigen marcos de igualdad salarial más sólidos con medidas de transparencia salarial reforzadas y una mayor capacidad de análisis salarial dentro de la empresa, junto con derechos de negociación colectiva que permitan a los trabajadores negociar una remuneración justa en todos los sectores.
Crédito de la imagen: OCDE
